sentarse a contemplar la casa
desde una butaquita en la acera de
enfrente
con los mosquitos rondando cerca
esperando a que deje de hervir la
sangre
cansado de cansarse
obligatoriamente
que la vida no es otra cosa
que mantener los ojos abiertos
para saber que los zapatos están
limpios
usar, a la vuelta, el mismo vaso
no abrir nunca algún cajón
y mirar las fotos en los periódicos
el mundo empieza y acaba
a la altura de las uñas mordidas
y la carne no es más que otra
obligación
para acallar los rumores
y enfriar la rabia
de todas las preguntas
y los niños a medio hacer