domingo, 22 de abril de 2012


sentarse a contemplar la casa
desde una butaquita en la acera de enfrente
con los mosquitos rondando cerca
esperando a que deje de hervir la sangre
cansado de cansarse
obligatoriamente
que la vida no es otra cosa
que mantener los ojos abiertos
para saber que los zapatos están limpios
usar, a la vuelta, el mismo vaso
no abrir nunca algún cajón
y mirar las fotos en los periódicos
el mundo empieza y acaba
a la altura de las uñas mordidas
y la carne no es más que otra obligación
para acallar los rumores
y enfriar la rabia
de todas las preguntas
y los niños a medio hacer

sólo queda memoria para un tal vez
el sol debió fingirse visillo
una mañana
donde el horizonte es un beduino
inalcanzable
y sólo hay sed y una sonrisa
o un rostro bañándose
en un manantial de miedo
mientras volaba la arena
como si la vida se marchara
en un susurro grano a grano
afuera
extranjera de ninguna parte
gritaste mirando a la puerta
a todas las puertas futuras
escondiendo las llaves bajo la almohada
con las alas apretadas
para no escapar por la ventana
y dejar atrás los frutos inmaduros
ensangrentados
tal vez