sin calcetines por las aceras
el rostro reflejado en los escaparates
con las pinturas de guerra
quemados los libros hace mucho tiempo
página a página
sólo queda un penúltimo salto
desde el rompeolas
tentando a la suerte
antes de acabar dormido sobre un banco
mojado
en los parques
el sueño a borbotones
también
lleno de sapos y culebras
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