deprisa,
¡cómprame!
que se me acaba
el tiempo
y no he vendido
ni un paraguas
a estas horas de
la vida
cómprame la voz
al menos
o las manos o la
vida
algo
que los demás
productos
vienen empujando
desde la otra
esquina del mostrador
tan nuevos
preciosos e impecables
y hay una
papelera enorme
al final del
precipicio
esperándome
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