martes, 15 de febrero de 2011

Diez minutos.


Nada que declarar aquí
bajo el sol de injusticia
de tu secuestro

amordazada mente
rodillas de granito

no quedan ya plegarias
ni cera para arder

las manos a la espalda
desposeídas
de poesía
no cabe una metáfora más
en este sótano encharcado
de viejas pasiones.

En un rincón oscuro
de este zulo olvidado
das vuelta al cargador
vacío
de las preguntas

ni cicatrices hay
de aquellos últimos disparos
sin aliento

deja que muera
tras este rapto en silencio.

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